Viviendo para Él



07-05.15

Viviendo para Él


“El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”. (Lucas 15:31)


PASAJE COMPLEMENTARIO: Marcos 10:28-30

Con estas palabras, un padre trataba de hacer entender a su hijo, lo importante que era para él, contar con un hijo dedicado, que siempre había estado a su lado, que le ayudaba en todo, que se interesaba por sus asuntos y se preocupaba por sus negocios. Trataba de hacerle sentir valorado e importante. Trataba de decirle que apreciaba tanto su actitud, que le consideraba merecedor de todo cuánto poseía.

Este hijo, era el mayor de dos hermanos. El menor de ellos, hacía un tiempo, había pedido a su padre, la parte de su herencia y con ella había llevado una vida disoluta, hasta perderlo todo. Un buen día, apareció llevando a cuestas el peso de su infamia: enflaquecido, con sus ropas raídas, y su corazón hecho pedazos. El padre, movido a misericordia, le recibió con los brazos abiertos, pero no sólo eso, sino que preparó una gran fiesta para él, lo vistió con los mejores trajes, le puso anillo en su dedo y se alegró en gran manera.

El hermano mayor entonces, reclamó a su padre, su actitud ante el agravio de su hijo. El padre le dio una tremenda lección: ¿Cómo no había de alegrarse si su hijo estaba muerto y había resucitado? Pero no quería decir con esto, que olvidara la fidelidad de su otro hijo. Al contrario, la valoraba tanto, que no solo estaba dispuesto a darle el mejor becerro, sino ¡todos los becerros!

También nuestro buen Padre, justo y misericordioso, no sólo nos perdona cuando nos equivocamos, ofreciéndonos su amor y su dirección, sino también valora enormemente y recompensa a un hijo que se mantiene fiel, a un hijo que le sirve, a uno que se interesa en sus asuntos, que se preocupa por sus negocios -el cumplimiento de la Gran Comisión- (Mateo 28:18-20).

Jesús es nuestro máximo ejemplo de obediencia y fidelidad al Padre: «Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» (Lucas 2:49).

De la misma manera, nosotros estamos llamados a seguir ese extraordinario ejemplo de vivir «para Él». Entonces no sólo tendremos una profunda realización sino que nos haremos merecedores de sus grandes recompensas: “pedid todo lo que queréis y os será hecho” (Juan 15:7)

HABLEMOS CON DIOS

“Gracias Amado Padre por tu incondicional amor y fidelidad. A la luz de tu Palabra, entiendo que muchas veces te he buscado por temor o por recibir una herencia, y no entendía que mi mayor herencia eres Tú mismo; que ahora puedo disfrutar de ti, y que todo lo creaste para que lo disfrute. Quita todo sentimiento de esclavitud que puede haber en mi corazón y enséñame a vivir la plenitud y la libertad de un verdadero hijo tuyo, Amén”.

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