¿Dé donde viene la victoria?

Devocional Personal Diario



Fecha: 07-01.15


¿Dé donde viene la victoria?



“Y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”. (2 Crónicas 20:15)


PASAJE COMPLEMENTARIO: 2 Crónicas 20:1-30


Ante el clamor de sus hijos, la respuesta de Dios no tarda en llegar, así como sucedió con el pueblo de Israel, a quien el Señor libró en esta ocasión, una vez más, de forma sobrenatural. ¿Cómo puede el Señor hacer tantas maravillas? Puede hacerlo, porque tiene el poder para cambiar cualquier circunstancia adversa y volverla a nuestro favor, por imposible que parezca. Puede hacerlo porque nos ama profundamente, y ese amor hace que su corazón se incline hacia nosotros cada vez que nos humillamos buscando su rostro. Puede hacerlo porque nos ha dejado sus promesas de ayuda y esperanza como herencia eterna.


Es tiempo de tomar aliento y entender que el mismo Dios que dio grandes victorias a su pueblo, es el que usted y yo tenemos, el que nos invita siempre a buscar su rostro para hacernos más que vencedores. Nuestro Dios es Dios de poder, pero, sobre todo, es un Dios de amor, que anhela beneficiarnos con su cuidado y protección. Pero veamos de qué manera actuó el rey Josafat lo hizo dando lugar al Señor en su vida y en cada una de las circunstancias que le rodeaban:


-Ante el peligro tuvo temor, pero antes de angustiarse o desesperarse y antes de buscar soluciones por su propia cuenta, se humilló ante el Señor, reconociendo que Él era su escudo, su fortaleza y su alto refugio


-Consultó a Dios pues sabía que sus recursos eran limitados. Aquí no se trataba de experiencia ni de estrategia ni de tener un poderoso ejército; la clave estaba en Dios, cuya sabiduría nos muestra caminos que nadie más puede ver


-Hizo pregonar ayuno a todo su pueblo. Él sabía que ante las adversidades y los peligros, el corazón desfallece y el alma desmaya. Él sabía que en toda victoria es imprescindible la fe, una profunda actitud de confianza y seguridad. El temor es el mejor aliado de la derrota; por eso, fortaleció su fe y la de su pueblo a través de la infalible práctica del ayuno y la oración


-Convocó en la casa de Dios a todas las familias de Judá, hombres, mujeres, niños y niñas. Josafat comprendió lo que más tarde el Señor confirmó a través del profeta Jeremías: “Yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo” (Jeremías 31:1). Dios ama las familias y siempre defenderá sus derechos, cuando los miembros de la familia deciden confiar en Él, nada les podrá dañar (Mateo 7:24-25) Hoy, ese maravilloso Dios puede responder a su oración, suplir su necesidad, sanar su enfermedad, proteger su vida, quitar sus cargas, y hacerlo más que vencedor.


HABLEMOS CON DIOS


“Gracias Señor porque me enseñas cómo ser un hombre o una mujer de fe, que antepone tus palabras a cualquier otra aparente solución. Enséñame a tener victoria en medio de las más duras batallas, desarrollando una profunda confianza en ti, fruto de conocerte cada día más. Ahora comprendo que mis victorias proceden de ti y no de mi capacidad, mi inteligencia o mis recursos. Ayúdame a crecer en la fe” Amén.

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